miércoles, 16 de junio de 2021

SPINOZA, NIETZSCHE Y CIORAN : LA FILOSOFÍA COMO FORMA DE VIDA



 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Pierre Hadot es uno de los historiadores de la filosofía más interesantes que conozco. Su idea fundamental es que la filosofía antigua es una forma de vida, que solo a partir del tardohelenismo se entiende la filosofía de manera escolástica, es decir como trabajo sobre textos. El discurso deja de tener una función práctica, de señalar un modo de vida.
 Señala Hadot que, de todas maneras, este sentido de la filosofía como forma de vida se ha mantenido hasta el presente a través de filósofos que han hecho de la filosofía una forma de vida, que han vivido filosóficamente. Esto quiere decir que su pensamiento y su vida están absolutamente conectados. Tres ejemplos son, para mí, Spinoza, Nietzsche y Cioran. Los dos porimeros también son señalados por Hadot.Voy ha hacer una pequeña comparación entre los tres.
  Nietzsche se refiere a Spinoza de manera ambivalente, que no es poco. No es poco porque Nietzsche quiere derribar ídolos y no perdona a nadie : normalmente lo descuartiza. Que reconozca lo que tiene de bueno un filósofo es ya un síntoma de respeto por su parte. A veces se ríe de Spinoza porque no soporta su ideal de conocimiento basado en el Amor de Dios. Aquí Nietzsche, cegado por su agresividad  contra cualquier forma de deísmo ,cae en la trampa y no es capaz de una lectura más sutil. Pero en su correspondencia, Nietzsche señala lo mucho que le une a Spinoza. Deleuze fue el primero en unirlos.
 En primer lugar lo que une a Nietzsche y a Spinoza es su ética afirmativa de la vida. Para Nietzsche es la voluntad de poder que se expande, para Spinoza es la alegría de vivir siguiendo el conatus de querer ser. Los dos denuncian el supuesto Orden Moral del Mundo : el Bien y el Mal no existen, son inventos para someternos al poder sacerdotal. Bueno es lo que proporciona placer y alegría y malo lo que nos produce sufrimiento y tristeza. Pero hay más: Nietzsche defiende la acción contra la reacción : hay que actuar por el propio impulso y no como respuesta a la acción del otro. Hay que ser creativo. Spinoza dice en esta línea que hay que hacer y no padecer : lo primero es poder y lo segundo impotencia. Ambos critican la ficción del libre albedrío.
 Estamos determinados, dicen los dos, pero la libertad es autodeterminación : ser capaces de decidir por nosotros mismos y no por la presión de los otros. Es una determinación interna contra la determinación externa. Es la actividad. Spinoza considera igualmente, con Nietzsche, que la culpa y la compasión son pasiones tristes, negativas, inútiles. No hay voluntad libre : hay voluntad fuerte y voluntad débil. Spinoza no es racionalista : es el deseo lo que mueve y debe mover al hombre. Pero hay que distanciarse serenamente de los condicionamientos externos e internos. En esto me parece mejor que Nietzsche, que hace una especie de apología de la vida como exceso.

  El mundo es lo que es y no puede ser otra cosa. Amor fati decía Nietzsche: hemos de querer las cosas como son porque es lo que hay. La enigmática afirmación del eterno retorno. La Naturaleza es, para ambos, un proceso abierto y creativo, un encadenamiento en el que nuestra acción participa: un despliegue finito de lo infinito.
 Una diferencia radical entre Nietzsche y Spinoza es política. Nietzsche tiene una concepción jerárquica y antidemocrática, es antiigualitario. Spinoza, en cambio, defendía la democracia radicalmente. Es el sistema político que desarrolla todas las capacidades, todas las potencias. El hombre es un esclavo cuando se somete a sus pasiones o cuando lo hace a una Autoridad. La democracia conduce a seguir las leyes que la comunidad como conjunto ha decidido. Spinoza es, en este sentido, muy superior a Nietzsche. Cioran era un escéptico respecto a todo, aunque políticamente tiraba a conservador : de joven se dejo seducir por el fascismo.
Nietzsche y Cioran son dos filósofos que, en contra de las apariencias, parecen presentar secretas afinidades. Muchos son los lectores que siente fascinación por ambos. El filósofo contemporáneo Clément Rosset es un paradigma. Pero Nietzsche y Cioran son incompatibles. Nietzsche hubiera considerado a Cioran un nihilista, igual que a Schopenhauer y en este sentido lo hubiera atacado sin piedad. Pero seguro que hubiera apreciado muchos matices de Cioran. Era un intempestivo como él, aunque partieran de posicones opuestas.
 Cioran es ambivalente con respecto a Nietzsche. Aprecia de él su estilo fragamentario. Es más, lo considera el iniciador del mismo tipo de filosofía que él práctica. También aprecia muchos de sus pensamientos pero desprecia su entusiasmo y su propuesta del super-hombre. Lo considera un ingenuo y cada se siente más alejado de él.
Tienen en común una cierta lucidez pero aplicando el perspectivismo de Nietzsche solo podemos compararlos desde su punto de vista sobre la vida. El punto de vista de Cioran es negativo, el de la amargura pero si lo leemos a fondo viene de la pérdida del paraíso perdido : la infancia. Cioran habla de ella como de una infancia absolutamente feliz. Pero no le dominan las pasiones tristes, ni tampoco el dolor. Es una especie de amarga indiferencia. La cuestión es si, a pesar del dolor, vale la pena vivir. Cioran dice no. Spinoza y Nietzsche dicen que sí, pero es una afirmación trágica. Esto les une a los tres : una concepción trágica de la existenciaEl deseo es, para Spinoza y Nietzsche, el motor de la vida. El deseo que le falta a Cioran. 
 Hay en los tres un aire común de solitarios. También comparten, sin duda, lo que decía Unamuno : pensar lo que sentimos y sentir lo que pensamos. Radicalmente los tres, sin concesiones. Intempestivos y al margen de las instituciones. 

lunes, 14 de junio de 2021

¿ POR QUÉ QUEREMOS TANTO A SPINOZA ? SE pregunta Žižek






 Escrito por Luis Roca Jusmet

 En un texto que escribió el filósofo esloveno Slavoj Žižek el año 2007 dedicado a Spinoza titulado "Entonces, ¿ qué es Spinoza ?


En el texto, el filósofo señala un lugar común: Spinoza, Kant y Hegel como las tres vías modernas de la filosofía. Žižek es un hegeliano que considera a Kant como el auténtico iniciador de la filosofía, en el sentido moderno del término. 

Žižek empieza su texto señalando, con una cierta ironía, que todo el mundo ama a Spinoza. Lo quieren los marxistas althusserianos, los deleuzianos y los demócratas radicales como Toni Negri.

Cada cual lo entiende a su manera, pero en todos los casos sorprende como todos estos materialistas, heterodoxos y críticos con el sistema reivindican a ese Spinoza, convencionalmente racionalista y panteísta.

Žižek señala el carácter antijudío de Spinoza, su carácter realmente transgresor con respecto a la tradición de la que parte: no hay una Otredad radical (en la línea de Lévinas y Derrida) ni tampoco hay redención. Pero lo que realmente niega Spinoza, nos dice Žižek, es la negativamente. Esta es la gran diferencia con Hegel. La Substancia es completa, es la Unidad a través de la diversidad, sin conflictos, sin fisuras. Todo es, todo es una potencia que se despliega. Lo negativo es irreal, e producto de la imaginación, de las ideas inadecuadas. Todo es necesario, todo está bien. Se sitúa en la tradición aristotélica de la buena vida. Únicamente las pasiones que surgen de la ignorancia son obstáculos. La moral de una ilusión porque el deber es la incomprensión del curso de las cosas. No hay que forzar. Disuelve la diferencia entre hecho y el derecho. La justicia no puede ser otra cosa que el desarrollo de la potencialidad que se actualiza.

¿Qué falta? Falta la falta humana instaurada por el Orden simbólico, por la alienación en el lenguaje y la ley. Spinoza, añado yo, habla de la separación como la distancia de las pasiones. Pero las pasiones se mueven en lo imaginario. Spinoza niega, como bien dice Žižek, lo simbólico. Lo simbólico es el significante que asesina la cosa, que nos hace perder la naturalidad. Señala un límite y este límite parecería no existir en el tercer grado de conocimiento, la intuición de Dios. Hace años fui a un curso que daba un ucraniano que dijo que Spinoza negaba la castración simbólica. Ahora entiendo lo que quería decir. Para Spinoza no hay tensión y el mismo deseo no surge de la carencia sino de la plenitud.

Todo esto me recuerda dos cosas. Una un texto de Robert Marishi en el que oponía el deseo desde la plenitud al deseo desde la carencia de Schopenhauer. Schopenhauer es el que está en la línea de Freud, de Lacan y de Žižek Aquí relaciono libremente el budismo triste de la India, el que le gustaba a Schopenhauer, con el más alegre de China. François Jullien, en sus libros sobre China y los sabios chinos, está muy cerca de Spinoza. A Žižek no le gusta. Le gusta más el cristianismo en lo que tiene de traumático. Al final, el psicoanálisis procede de la tradición judeocristiana.

También podemos hablar de política a partir del texto de Žižek. La multitud de Spinoza no es la revolucionaria multitud de la que hablan Negri y Hardt. Tiene un potencial de cambio y de resistencia pero también puede ser una masa violenta irracional. No hay que olvidar la ambivalencia, Spinoza no idealiza ni criminaliza la multitud, como sus epígonos.

Spinoza niega la pulsión de muerte, que es la negatividad humana, lo que nos lleva a la necesidad del orden simbólico. Pero la negación de la Ley, dice Žižek, no conduce a la liberación del deseo. Aquí Deleuze se encuentra a gusto pero Žižek no. La negación de la Ley conduce a un superyó que se impone como un goce oscuro, sin límites.

Materiales para pensar son los que nos proporciona el polémico filósofo esloveno en su lectura, crítica, de Spinoza.

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