jueves, 14 de julio de 2022

SPINOZA : LAS PASIONES Y LA POLÍTICA

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Spinoza nos enseña que el hombre se mueve por sus pasiones y no por su razón. Esta ha de ser la base de las propuestas políticas. Si el hombre se moviera por su razón, que para él quiere decir por las ideas adecuadas que nos permiten distanciarnos de los afectos y no dejar que nos atrapen.la cuestión sería diferente. Porque entonces nuestro estado interno sería la alegría y seríamos generosos con los otros. Entenderíamos además que lo mejor sería cooperar con los otros y que el respeto y el reconocimiento del otro sería lo mejor para todos. Si así fuera no sería necesario el estado ni las leyes y podríamos apostar por el anarquismo. Pero como las cosas no son así las utopías o son inútiles o acaban en pesadillas si se aplican. 
 Voy a reflexionar sobre cuales son las pasiones que dominan a los gobernantes y a los ciudadanos respectivamente. y hasta que punto podemos aprovecharlas o canalizarlas para que el Estado y la sociedad civil sean lo más útil posible para convivir bien.

  1)  Pasiones de los ciudadanos

 Miedo : tristeza al imaginar una cosa futura. Desde el punto de vista de Spinoza es necesario porque esto obliga a los hombres no sabios a cumplir las leyes.
Esperanza : alegría al imaginar una cosa futura. Crea expectativas positivas respecto al futuro de la propia sociedad.
 Los tres que vienen a continuación son los sentimientos morales 
Culpa : tristeza al considerar una acción propia como injusta.
Compasión : tristeza al identificarnos con la tristeza del otro. 
Indignación/ira : odio hacia el que consideramos que nos ha provocado tristeza por una acción injusta.
 Curiosamente podemos deducir  que, como dice Deleuze, Spinoza plantea una ética contrapuesta a una moral. La ética de Spinoza es la del hombre libre que desea vivir bien con los otros. La moral es necesaria para los hombres que no son sabios porque les obliga a no perjudicar a los otros. La compasión les frena, la culpabilidad los sanciona internamente, Aquí podemos hacer una comparación con Nietzsche, que siempre da resultados ambivalentes. En el primer aspecto están de acuerdo : ética contra moral, carácter negativo para el hombre libre de la culpa y la compasión. Pero en el segundo Spinoza acepta la moral como necesaria en su proyecto político y Nietzsche la rechaza en un proyecto político contrapuesto al anterior.
Admiración : imaginar en el otro algo que se considera por encima de lo que tienen los otros. La admiración tiene que ver con el segundo elemento de reconocimiento de la autoridad, como el miedo. Ya lo señaló Maquiavelo. también para Spinoza el hombre sabio no admira, aunque reconoce el valor del otro, pero los hombres guiados por sus pasiones sí. 
 Con la indignación y la admiración, de todas maneras, hay una oportunidad y un peligro. La oportunidad es que los ciudadanos pueden indignarse contra el tirano y admirar a los buenos gobernantes. Pero también podría ocurrir lo contrario.
 Otras pasiones que cita Spinoza son la envidia hacia los que están bien, que es el odio causado al que tiene lo que tú quieres. esta pasión es absolutamente negativa; y la venganza, que es el odio hacia los que consideran que te causan tristeza. Esta pasión se canaliza a través de las leyes y sanciones y queda claro que el ciudadano renuncia a actuar en consecuencia.

EL CONTRATO SOCIAL EN HOBBES, LOCKE, SPINOZA Y ROUSSEAU


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Escrito por Luis Roca Jusmet

  Thomas Hobbes ( 1588-1679 ) Es el inventor de la teoría del contrato social y, por tanto, del Estado de derecho. Inicia la teoría de la soberanía popular, en la que son los ciudadanos se constituye a partir de la comunidad política que surge a partir del contrato social. Este pacto constituye a los ciudadanos en la medida en que aceptan renunciar a la libertad natural a cambio de seguridad. Es el Estado el que garantiza esta igualdad de derechos exigiendo el cumplimiento de las leyes. Hobbes no es un defensor del absolutismo porque la soberanía no la tiene el monarca, la tienen los ciudadanos. Pero la delegan en el estado, que puede gobernar de manera monárquica, oligárquica o democrática, según la diferencia establecida por los antiguos.
Locke y Spinoza son dos generaciones posteriores a Hobbes.
John Locke (1632-1704) es contemporáneo de Baruch Spinoza ( 1632-1677). Desde los manuales de filosofía se presenta a Spinoza y a Locke como los representantes de dos corrientes filosóficas opuestas : el empirismo y el racionalismo pero los manuales sirven bien poco para aclarar. Según parece no mantuvieron ninguna relación, ni directa ni epistolar. El único enlace indirecto podía ser Leibnitz, que se interesó por Spinoza y que mantuvo un debate público con Locke. 
  El contrato social de Spinoza no es visto como una confrontación con lo natural, como en el caso de Hobbes. Spinoza lo entiende como una transformación de lo natural en la que el derecho natural se transforma en ley. Aporta además su agudo análisis antropológico y una idea de la democracia como cooperación. Reivindica la democracia como el sistema más acorde con el contrato social. Recordemos que democracia se identifica con "gobierno plebeyo o gobierno de pobres". Es Spinoza el que le da un sentido mucho más amplio de participación ciudadana.
 John Locke parte de la idea de que el hombre nace con unos derechos naturales. El contrato social y el estado son los que permiten garantizar el derecho natural ( otorgado por Dios) a la propiedad ( de la vida, la libertad y los bienes). Locke no habla de democracia porque nunca defendería un gobierno plebeyo. Él quiere un gobierno representativo de los propietarios ( los únicos libres) que delegan su representación en un Parlamento que los representa. Incluso defiende el derecho a la rebelión si el estado no cumple su función. Cumple así un papel ambivalente. Por una parte sentará las bases para una democracia liberal y por otra será un claro defensor de los intereses de la burguesía naciente. 
 Ni Spinoza ni Locke son capaces, de todas maneras, de dar un carácter universal a la plena ciudadanía. Ni por supuesto Hobbes. Los dos excluyen a las mujeres. Locke también a los obreros, por su posición de clase. Spinoza no lo hará.
 Pero crean las condiciones para la universalización, que no deja de ser la consecuencia lógica del planteamiento consecuente de la ciudadanía, el contrato social y el Estado de derecho.
 Interpretaciones muy parciales han convertido a Spinoza en un defensor de la democracia radical y a Locke en un ideólogo del capitalismo. Ni lo uno ni lo otro. Ciertamente que Locke es un propietario que está muy preocupado en hacer de la propiedad lo que el Estado debe garantizar. Pero para Locke la propiedad tiene una dimensión más amplia y más social que la que entiende hoy el liberalismo. Locke es, avant-la-lettre, un defensor de un liberalismo amplio.
 Jean-Jacques Rousseau  ( 1712-1778) es un par de generaciones posterior a ambos
Parece que, aunque no lo explicitara, Rousseau pudo haber estado influenciado por Spinoza. No se conoce ni se deduce que Locke tuviera ninguna influencia sobre él. Lo cierto es que Rousseau mantuvo una relación compleja con Hume, perteneciente a la misma tradición que Locke. Rousseau defenderá una teoría del contrato social no basado en los derechos individuales de los ciudadanos sino en lo que llama la voluntad general. En este sentido el ciudadano no se entiende en un sentido invidual sino comunitario. Es la soberanía nacional, en la que nacional es una entidad superior a la de la suma de los ciudadanos. 
  Spinoza y Rousseau  no plantean una ruptura tan radical como en Hobbes entre el derecho natural y la ley, lo que les lleva a entender que la libertad natural no se niega sino que se transforma en libertad política.  Hay una posición común cuando formulan la idea de una comunidad política que tiene una fuerza propia, Es decir, una concepción del Estado que no se reduce a proteger lo privado, que es capaz de dar el salto de lo privado a lo público, al bien común.
 Pero, más allá de su carácter contractualista y de otras similitudes que los separan de Hobbes, hay entre Spinoza y Rousseau diferencias radicales.

miércoles, 16 de junio de 2021

SPINOZA, NIETZSCHE Y CIORAN : LA FILOSOFÍA COMO FORMA DE VIDA



 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Pierre Hadot es uno de los historiadores de la filosofía más interesantes que conozco. Su idea fundamental es que la filosofía antigua es una forma de vida, que solo a partir del tardohelenismo se entiende la filosofía de manera escolástica, es decir como trabajo sobre textos. El discurso deja de tener una función práctica, de señalar un modo de vida.
 Señala Hadot que, de todas maneras, este sentido de la filosofía como forma de vida se ha mantenido hasta el presente a través de filósofos que han hecho de la filosofía una forma de vida, que han vivido filosóficamente. Esto quiere decir que su pensamiento y su vida están absolutamente conectados. Tres ejemplos son, para mí, Spinoza, Nietzsche y Cioran. Los dos porimeros también son señalados por Hadot.Voy ha hacer una pequeña comparación entre los tres.
  Nietzsche se refiere a Spinoza de manera ambivalente, que no es poco. No es poco porque Nietzsche quiere derribar ídolos y no perdona a nadie : normalmente lo descuartiza. Que reconozca lo que tiene de bueno un filósofo es ya un síntoma de respeto por su parte. A veces se ríe de Spinoza porque no soporta su ideal de conocimiento basado en el Amor de Dios. Aquí Nietzsche, cegado por su agresividad  contra cualquier forma de deísmo ,cae en la trampa y no es capaz de una lectura más sutil. Pero en su correspondencia, Nietzsche señala lo mucho que le une a Spinoza. Deleuze fue el primero en unirlos.
 En primer lugar lo que une a Nietzsche y a Spinoza es su ética afirmativa de la vida. Para Nietzsche es la voluntad de poder que se expande, para Spinoza es la alegría de vivir siguiendo el conatus de querer ser. Los dos denuncian el supuesto Orden Moral del Mundo : el Bien y el Mal no existen, son inventos para someternos al poder sacerdotal. Bueno es lo que proporciona placer y alegría y malo lo que nos produce sufrimiento y tristeza. Pero hay más: Nietzsche defiende la acción contra la reacción : hay que actuar por el propio impulso y no como respuesta a la acción del otro. Hay que ser creativo. Spinoza dice en esta línea que hay que hacer y no padecer : lo primero es poder y lo segundo impotencia. Ambos critican la ficción del libre albedrío.
 Estamos determinados, dicen los dos, pero la libertad es autodeterminación : ser capaces de decidir por nosotros mismos y no por la presión de los otros. Es una determinación interna contra la determinación externa. Es la actividad. Spinoza considera igualmente, con Nietzsche, que la culpa y la compasión son pasiones tristes, negativas, inútiles. No hay voluntad libre : hay voluntad fuerte y voluntad débil. Spinoza no es racionalista : es el deseo lo que mueve y debe mover al hombre. Pero hay que distanciarse serenamente de los condicionamientos externos e internos. En esto me parece mejor que Nietzsche, que hace una especie de apología de la vida como exceso.

  El mundo es lo que es y no puede ser otra cosa. Amor fati decía Nietzsche: hemos de querer las cosas como son porque es lo que hay. La enigmática afirmación del eterno retorno. La Naturaleza es, para ambos, un proceso abierto y creativo, un encadenamiento en el que nuestra acción participa: un despliegue finito de lo infinito.
 Una diferencia radical entre Nietzsche y Spinoza es política. Nietzsche tiene una concepción jerárquica y antidemocrática, es antiigualitario. Spinoza, en cambio, defendía la democracia radicalmente. Es el sistema político que desarrolla todas las capacidades, todas las potencias. El hombre es un esclavo cuando se somete a sus pasiones o cuando lo hace a una Autoridad. La democracia conduce a seguir las leyes que la comunidad como conjunto ha decidido. Spinoza es, en este sentido, muy superior a Nietzsche. Cioran era un escéptico respecto a todo, aunque políticamente tiraba a conservador : de joven se dejo seducir por el fascismo.
Nietzsche y Cioran son dos filósofos que, en contra de las apariencias, parecen presentar secretas afinidades. Muchos son los lectores que siente fascinación por ambos. El filósofo contemporáneo Clément Rosset es un paradigma. Pero Nietzsche y Cioran son incompatibles. Nietzsche hubiera considerado a Cioran un nihilista, igual que a Schopenhauer y en este sentido lo hubiera atacado sin piedad. Pero seguro que hubiera apreciado muchos matices de Cioran. Era un intempestivo como él, aunque partieran de posicones opuestas.
 Cioran es ambivalente con respecto a Nietzsche. Aprecia de él su estilo fragamentario. Es más, lo considera el iniciador del mismo tipo de filosofía que él práctica. También aprecia muchos de sus pensamientos pero desprecia su entusiasmo y su propuesta del super-hombre. Lo considera un ingenuo y cada se siente más alejado de él.
Tienen en común una cierta lucidez pero aplicando el perspectivismo de Nietzsche solo podemos compararlos desde su punto de vista sobre la vida. El punto de vista de Cioran es negativo, el de la amargura pero si lo leemos a fondo viene de la pérdida del paraíso perdido : la infancia. Cioran habla de ella como de una infancia absolutamente feliz. Pero no le dominan las pasiones tristes, ni tampoco el dolor. Es una especie de amarga indiferencia. La cuestión es si, a pesar del dolor, vale la pena vivir. Cioran dice no. Spinoza y Nietzsche dicen que sí, pero es una afirmación trágica. Esto les une a los tres : una concepción trágica de la existenciaEl deseo es, para Spinoza y Nietzsche, el motor de la vida. El deseo que le falta a Cioran. 
 Hay en los tres un aire común de solitarios. También comparten, sin duda, lo que decía Unamuno : pensar lo que sentimos y sentir lo que pensamos. Radicalmente los tres, sin concesiones. Intempestivos y al margen de las instituciones. 

lunes, 14 de junio de 2021

¿ POR QUÉ QUEREMOS TANTO A SPINOZA ? SE pregunta Žižek






 Escrito por Luis Roca Jusmet

 En un texto que escribió el filósofo esloveno Slavoj Žižek el año 2007 dedicado a Spinoza titulado "Entonces, ¿ qué es Spinoza ?


En el texto, el filósofo señala un lugar común: Spinoza, Kant y Hegel como las tres vías modernas de la filosofía. Žižek es un hegeliano que considera a Kant como el auténtico iniciador de la filosofía, en el sentido moderno del término. 

Žižek empieza su texto señalando, con una cierta ironía, que todo el mundo ama a Spinoza. Lo quieren los marxistas althusserianos, los deleuzianos y los demócratas radicales como Toni Negri.

Cada cual lo entiende a su manera, pero en todos los casos sorprende como todos estos materialistas, heterodoxos y críticos con el sistema reivindican a ese Spinoza, convencionalmente racionalista y panteísta.

Žižek señala el carácter antijudío de Spinoza, su carácter realmente transgresor con respecto a la tradición de la que parte: no hay una Otredad radical (en la línea de Lévinas y Derrida) ni tampoco hay redención. Pero lo que realmente niega Spinoza, nos dice Žižek, es la negativamente. Esta es la gran diferencia con Hegel. La Substancia es completa, es la Unidad a través de la diversidad, sin conflictos, sin fisuras. Todo es, todo es una potencia que se despliega. Lo negativo es irreal, e producto de la imaginación, de las ideas inadecuadas. Todo es necesario, todo está bien. Se sitúa en la tradición aristotélica de la buena vida. Únicamente las pasiones que surgen de la ignorancia son obstáculos. La moral de una ilusión porque el deber es la incomprensión del curso de las cosas. No hay que forzar. Disuelve la diferencia entre hecho y el derecho. La justicia no puede ser otra cosa que el desarrollo de la potencialidad que se actualiza.

¿Qué falta? Falta la falta humana instaurada por el Orden simbólico, por la alienación en el lenguaje y la ley. Spinoza, añado yo, habla de la separación como la distancia de las pasiones. Pero las pasiones se mueven en lo imaginario. Spinoza niega, como bien dice Žižek, lo simbólico. Lo simbólico es el significante que asesina la cosa, que nos hace perder la naturalidad. Señala un límite y este límite parecería no existir en el tercer grado de conocimiento, la intuición de Dios. Hace años fui a un curso que daba un ucraniano que dijo que Spinoza negaba la castración simbólica. Ahora entiendo lo que quería decir. Para Spinoza no hay tensión y el mismo deseo no surge de la carencia sino de la plenitud.

Todo esto me recuerda dos cosas. Una un texto de Robert Marishi en el que oponía el deseo desde la plenitud al deseo desde la carencia de Schopenhauer. Schopenhauer es el que está en la línea de Freud, de Lacan y de Žižek Aquí relaciono libremente el budismo triste de la India, el que le gustaba a Schopenhauer, con el más alegre de China. François Jullien, en sus libros sobre China y los sabios chinos, está muy cerca de Spinoza. A Žižek no le gusta. Le gusta más el cristianismo en lo que tiene de traumático. Al final, el psicoanálisis procede de la tradición judeocristiana.

También podemos hablar de política a partir del texto de Žižek. La multitud de Spinoza no es la revolucionaria multitud de la que hablan Negri y Hardt. Tiene un potencial de cambio y de resistencia pero también puede ser una masa violenta irracional. No hay que olvidar la ambivalencia, Spinoza no idealiza ni criminaliza la multitud, como sus epígonos.

Spinoza niega la pulsión de muerte, que es la negatividad humana, lo que nos lleva a la necesidad del orden simbólico. Pero la negación de la Ley, dice Žižek, no conduce a la liberación del deseo. Aquí Deleuze se encuentra a gusto pero Žižek no. La negación de la Ley conduce a un superyó que se impone como un goce oscuro, sin límites.

Materiales para pensar son los que nos proporciona el polémico filósofo esloveno en su lectura, crítica, de Spinoza.

miércoles, 7 de abril de 2021

¿ SON COMPATIBLES SPINOZA Y EL PSICOANÁLISIS ?




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 Escrito por Luis Roca Jusmet


 En la carta que el 28 de junio de 1931 Sigmund Freud envió a Lothar Bickel dice lo siguiente : "Admito inmediatamente mi dependencia de la doctrina de Spinoza. No hay razón de por qué debería mencionar expresamente su nombre, puesto que concebí mis hipótesis a partir de la atmósfera creada por él, más que del estudio de su obra. Por lo demás no procuré una legitimación filosófica". Spinoza habló de ideas y de ideas de las ideas, que implicaba que las ideas podían ser conscientes o no. Pero poco tenía que ver con el inconsciente freudiano.Para Freud el hombre está condenado a la infelicidad, para Spinoza la felicidad es posible. Pero lo más incompatible era la pulsión de muerte.
 A Lacan le gustaba Spinoza. Explicó que de joven tenía decorada su habitación con las proposiciones de la Ética. Ahora bien, hay que señalar que Spinoza y Lacan plantean dos concepciones antropológicas opuestas, de las que se derivan dos éticas diferentes. La ética de Spinoza es la del hombre completo, la de Lacan la del hombre estructuralmente incompleto. La condición humana, según Lacan, es la de la castración. Y el que no la acepta se pierde en la psicosis. 
 El conatus que formula Spinoza es el impulso vital de cualquier cuerpo, la tendencia a perservar en lo que se es. Hay afección corporal en las interacciones de los cuerpos, en los efectos de los unos sobre los otros. En la mente el conatus se corresponde con el deseo y las afecciones con los afectos. El deseo es racional cuando su causa es entendida por el sujeto.Hablamos de ideas adecuadas cuando sabemos el porqué de nuestros deseos y de ideas confusas e inadecuadas cuando no conocemos su causa. Es decir cuando no sabemos lo que queremos.El amor y el deseo pueden ser excesivos. El amor es la alegría acompañada de la idea de una causa exterior, lo cual quiere decir que el amor es hacia alguien a quién suponemos nos causa alegría y ya es en sí mismo una alegría. Puede ser excesivo si tiene un carácter obsesivo o dependiente. Lo mismo de los deseos inmoderados. El placer es mental ( afecto alegre) pero proviene de una parte de la afección específica de una parte del cuerpo. Puede ser malo en la medida en que es excesivo y bloquee la acción de otras partes del cuerpo, es decir que desequilibre el cuerpo. Esta es la crítica a los deseos inmoderados, que se transforman en pasiones, ya que son patológicos. La ambición y la avaricia son excesivos porque parten del delirio de que la gloria o el dinero nos darán una alegría total y en realidad lo que produce es inestable e inconsistente y nos hace dependientes y tristes. e la lujuria, la embriaguez y la gula. El dolor también es mental y es malo porque produce tristeza. Pero es bueno en la medida en que pone un límite a un placer que desequilibraría al cuerpo. Es decir, que solo es bueno en la medida que evita o nos avisa de un mal que produciría una importante tristeza. El odio tiene un carácter destructivo, hacia uno mismo y hacia el otro. Cuando el individuo entiende que forma parte de una realidad única entonces se sumerge en un sentimiento oceánico que es la auténtica felicidad.
El conatus, para el psicoanálisis, es pulsión, está siempre descabezado por el lenguaje, por el orden simbólico. No hay una versión en positivo. Porque para el psicoanálisis "la palabra es el asesinato de la cosa". El hombre pierde su naturalidad. La pulsión es ciega, es pulsión de muerte. Hay una falta estructural y sobre ella aparece el deseo. Para Spinoza el hombre no pierde su naturalidad y es posible un deseo adecuado al conatus.
 La concepción de Lacan es totalmente contraria. Parte del carácter estructural de la falta. El deseo está causado por esta falta y nunca puede completarnos. Están también las pulsiones. La pulsión es siempre ciega y nos conduce a la repetición. La felicidad, como ya apuntó Freud, es un imposible. Podemos ver la mejor manera de regular nuestro goce, la más propia, pero tampoco nos hará felices. Pero el concepto incompatible con Spinoza es el de pulsión de muerte. Para Spinoza la destrucción de los cuerpos viene del exterior, no del interior.
 Dicho esto me gustaría comentar una profunda afinidad en sus propuestas éticas. En los dos casos hay una ética del deseo. Y de un deseo que está más allá de lo imaginario. Un deseo que es un anhelo de ser fiel a lo más propio. Es decir, un deseo que expresa lo necesario para cada cual. Una apuesta por la libertad como ruptura de lo automático de la repetición. 
 Hay también una ética de la verdad, una voluntad de derribar los ídolos que constituyen las ilusiones humanas más arraigadas : el libre albedrío, el finalismo, el animismo. 

jueves, 17 de septiembre de 2020

EL ENCUENTRO FALLIDO ENTRE SPINOZA Y NIETZSCHE






Escrito por Luis Roca Jusmet

Plantearse la relación entre Nietzsche es un ejercicio especulativo. Nietzsche se refiere inicialmente a Spinoza de manera elogiosa. Es el año 1881 y lo hace en la correspondencia con su amigo Peter Overbeck. En ella Nietzsche expresa su entuisiasmo por la lectura de Spinoza y formula sus afinidades : la crítica al libre albedrío, a los hechos morales, a la teleología...Pero en el año 1885, en "Más allá del bien y del mal" lo cita de manera despectiva. En el capítulo "Los prejuicios de los filósofos" dice que es un enfermo solitario desconfianzo que se protege blindando su teoría con formas rígidas ( matemáticas). En el capítulo "Espíritu libre" dice que es un espíritu vengativo y venenoso que se esconde bajo la doctrina del conatus como autoconservación. En "Historia natural de la moral" lo plantea como un negador de la vida que decide eliminar el deseo de reír y de llorar. Al igual que a Schopenhauer lo considera, por tanto, un nihilista.
 Sin compartir la línea de Deleuze, que los situaría en la misma línea vitalista, podemos establecer la fecundidad de un encuentro que es, sin duda, fallido.
 Para Spinoza somos parte de una Substancia única, en la que no hay ni una Trascendencia ni una finalidad. No hay causas finales y las cosas, simplemente pasan de la única manera que pueden hacerlo porque son lo que son y no otra cosa. Las cosas son los cuerpos y también son los pensamientos . Existen en la duración y son manifestaciones de la Substancia. Son manifestaciones finitas de una Realidad infinita a la que llama Dios. El Dios de Spinoza es un enigma. Es una realidad primordial que se manifiesta a través de la materia. Puede ser, por ejemplo, el Vacío cuántico. Pero en todo caso no es un Espíritu, como tampoco lo es el pensamiento. Los ejercicios espirituales son el trabajo interior para acceder a una verdad que nos transforma porque nos conduce a un estado de serenidad. Una serenidad alegre.
La ética es, para Spinoza, el arte de vivir, el camino que nos conduce a esta serenidad alegre a partir de nuestro conatus. El conatus es nuestra potencia vital, expansiva, creativa. Cuando desarrollamos nuestras capacidades somos activos, tenemos poder y estamos contentos. Desarrollamos nuestra esencia singular. No somos siervos ni esclavos de los otros ni de las circunstancias. Porque los otros y las circunstancias nos encadenan a través de las pasiones tristes. Las pasiones tristes nos deprimen ( la tristeza en todas sus manifestaciones ) o nos envenenan a través del odio hacia el otro o hacia nosotros mismos. Odiamos a quien consideramos causa de nuestra tristeza : odio, ira, venganza, envidia, crueldad. O nos odiamos a nosotros mismos a través de la culpa, pero no hay nada más cobarde que no asumir los propios actos. También la compasión es una pasión triste porque nos encadena al sufrimiento del otro. Hemos de aceptarnos querernos en la justa medida, sin defecto ( inhibición, vergüenza) no exceso ( vanidad, arrogancia). Estamos determinados, pero la libertad es entenderlo ( distancia) y hacer lo necesario para afirmar nuestra potencia. La esperanza, el miedo, la indignación, la seguridad son pasiones que en un determinado momento puede ser útiles para evitar males mayores : la desesperación, el peligro, la injusticia, la inestabilidad.
 El bien y el mal no existen, las cosas son buenas o malas en función de su utilidad y la utilidad es lo que nos hace felices y hace felices a los otros.  La moral no es un código de leyes ni un sentido del deber, la moral es el deseo de hacer el bien al otro. Es nuestra alegría la que nos orienta hacia la generosidad. La moral es, por tanto, una consecuencia de la ética. No se trata de seguir unas leyes ni un sentido del deber. Somos buenos porque nuestro carácter nos hace actuar bien, no porque lo sometemos a una ley.
El deseo, que es el conatus hecho consciente, es el motor de nuestra vida, pero debe ser guiado por la razón. El hombre sabio vive en un estado de serena alegría. ¿ Como conseguirlo ?  Para Spinoza el ejercicio es el de la razón. Pero la razón de Spinoza no es la del cálculo ni la de la deducción. Es la de la intuición. Es la capacidad de captar las cosas tal como se manifiestan  en el pensamiento, es decir como ideas adecuadas. Es un trabajo interno radical y continuado. Responde a una determinada posición delante de las pasiones: la actitud de la distancia. Su enemigo principal son las pasiones, que son las afecciones de los cuerpos que vienen del mismo cuerpo o de otros cuerpos. Las pasiones producen ideas inadecuadas porque brotan de como nos afectan las cosas, por lo cual son siempre parciales y distorsionadoras. Pero la razón humana puede crear otros monstruos, que son las ilusiones. Inventamos ficciones como el libre albedrío o las causas finales. La razón imagina ficciones que generan ideas inadecuadas. Imaginamos que las cosas son contingentes y no entendemos que están determinadas, que todo está determinado por lo anterior, que el tiempo es el despliegue lo que está escrito. La libertad es solo entender lo que pasa y porque pasa. Este entender lo que pasa, lo que nos pasa y lo que queremos es lo que nos hace libres. Son estas ideas adecuadas las que nos dan serenidad. Las cosas pasan de la única manera que pueden pasar y hemos de aceptarlas. Es nuestro deseo el que nos orienta y lo único que hay que hacer es seguirlo. Pero Spinoza no habla de estos pequeños deseos superficiales sino de lo que realmente queremos, que es el desarrollo de nuestra esencia. Esencia que es singular, que es la propia de cada cual. Ser libre es aceptar ser quien somos. Esta actitud debería conducirnos a la acción, que no es otra cosa que la autodeterminación. Pero la autodeterminación no es otra dinámica que la de dejarse llevar por el propio deseo, el impulso vital consciente.
   Al cabo de casi un siglo y medio aparece Nietzsche. El filósofo alemán se refiere a Spinoza de manera ambivalente, que no es poco. No es poco porque Nietzsche quiere derribar ídolos y no perdona a nadie : normalmente lo descuartiza. Que reconozco lo que tiene de bueno es ya un síntoma de respeto por parte de Nietzsche. A veces se ríe de Spinoza porque no soporta su ideal de conocimiento basado en el Amor de Dios. Aquí Nietzsche, cegado por su agresividad contra cualquier forma de deísmo cae en la trampa y no es capaz de una lectura más sutil. Pero en su correspondencia Nietzsche señala lo mucho que le une a Spinoza.

domingo, 27 de octubre de 2019

¿ ES SPINOZA DETERMINISTA ?

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Escrito por Luis Roca Jusmet

Spinoza ni es determinista ni deja de serlo. La pregunta, referida a su filosofía, está mal planteada. Cada vida humana está compuesta existencialmente por una serie de encuentros, buenos o malos, en función de si aumentan o disminuyen la potencia,alegría o tristeza. 
  No tiene sentido plantearse si son necesarios o si son posibles: simplemente ocurren y no tiene sentido preguntarse si podían no ocurrir. Es el imaginario humano el que construye las quimeras de lo posible contrapuesto a lo necesario. Podemos considerarlos contingentes si con ello entendemos que no son consecuencia de la esencia de los modos finitos que somos los seres humanos.
 En este entramado de consecuencias de los múltiples encuentros de cada cual lo que hacemos los humanos es adoptar una posición frente a lo que ocurre, Porque tenemos, dice Spinoza, ideas de nuestras ideas.Es esta capacidad reflexiva la que nos convierte en sujetos. El libre albedrío es una ilusión, una ficción del imaginario humano que conduce a todo tipo de confusiones..Este es el margen de libertad que tenemos y es lo que nos hace responsables de nuestros actos. Este lugar paradójico de la libertad sitúa a Spinoza, sin ser estoico, en esta tradición. Totalmente diferente a Kant o a Schopenhauer, que sitúan la libertad en un plano paralelo al del determinismo, al que se contrapone.
 Los psiconalistas lacanianos hablan de una posición subjetiva frente al guión que se ha establecido en nuestra infancia. Aquí hay una interesante paralelismo sobre el que sería interesante profundizar.

sábado, 21 de septiembre de 2019

UNA ÉTICA INMANENTE DEL DESEO Y LA VERDAD : SPINOZA, LACAN Y FOUCAULT

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Más allá de las enormes diferencias del marco teórico de Baruch Spinoza, Jacques Lacan y Michel Foucault, hay en ellos un "aire de familia" por utilizar una expresión de Wittgenstein que los vincula. Es este "aire de familia" uno de los elementos ( los otros son divergentes ) que me ha atraído de los tres pensadores. Potentes pensadores dando a la palabra su sentido más fuerte, más preciso.
 Este "aire de familia" lo he formulado con la expresión "una ética inmanente del deseo y la veracidad". Para hacerlo he intentado ir más allá de los significantes. No se trata de comparar lo que cada uno dice del deseo y de la verdad, entre otras cosas porque detrás de estas palabras hay conceptualizaciones diferentes. 
 Por ética inmanente del deseo entiendo un camino singular que surge de lo más propio. No es un sistema normativo ni un Ideal, que siempre vienen del Otro. Lo cual no quiere decir que esto último no sea necesario, en el sentido kantiano de reconocer al otro como un sujeto que también debe poder hacer lo mismo que tú exiges a los otros. Pero este principio universal de carácter formal es el que debe favorecer esta ética a cualquier sujeto. Para lo cual no hay que hablar de deber, como el estoicismo o Kant, sino de deseo. Este deseo implica un trabajo interno pero no es un imperativo normativo universal. Es,como decía antes,singular. Y está ligado a la alegría más que a la tristeza. 
 Para Spinoza las esencias de los modos finitos, que es lo que somos los humanos, son singulares. El trabajo del sabio es el de reconocer sus propias necesidades. El sabio  debe ser capaz de acceder a su esencia singular, de llegar a ser lo que uno es, es decir, de desarrollar su potencia. Significa tener una idea adecuada sobre lo que uno necesita. la libertad es la conciencia de la necesidad. 
 Para Lacan también hay un trabajo, que es el analítico, que nos permite caminar hasta este deseo que nos habita, que nos deja en falta y del que no queremos saber. Es pasar del deseo del Otro, a partir del que construimos nuestro fantasma, a este deseo al que, paradójicamente, nunca accedemos directamente. La libertad es pasar del Yo al Ello, de la ilusión de la identidad a la de la Otra escena, al inconsciente. 
 Para Foucault, finalmente, es el trabajo de construirse como sujeto ético, es la apuesta por una estética de la existencia propia, de este cuidado de sí la que no deja de ser una ética inmanente del deseo ( aunque a él no le guste la palabra). 
 Respecto la veracidad o ética de la verdad vemos en los tres una práctica de desmontar ídolos, de no dejarse engañar por los cuentos que nos cuentan, por las ilusiones que nos engañan y nos llevan al autoengaño. La crítica de Spinoza a lo imaginario, la de Lacan al yo como desconocimiento, la de Foucault a los discursos de normalización y su reivindicación de la parrhesia.
 Fueron tres hombres cuya vida fue testimonio de este compromiso ético, que no cedieron en su búsqueda de un camino propio y que nos legaron tres cajas de instrumentos para que pudieramos encontrar el nuestro. Ninguno de los tres quiso discípulos, aunque todos los tuvieron. 

miércoles, 31 de julio de 2019

LOS TRES AFECTOS BÁSICOS : ALEGRÍA, TRISTEZA Y DESEO

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 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Todo lo vivo tiene cuerpo y mente. Tiene mente porque tiene percepción y conatus, que es la potencia, que implica movimiento. Incluso una planta tiene percepción y conatus. Los seres vivos con memoria tienen, además, recuerdos. Son imágenes y las imágenes son causa de afecto. Imaginan, sea  a través de la percepción, del recuerdo o asociando percepciones con recuerdos. 
 El ser humano es el único que piensa, dice también Spinoza. Pensar es elaborar ideas sobre las ideas. Estas ideas sobre las ideas son las que pueden ser adecuadas o inadecuadas. Por lo tanto solo se aplican al hombre. Es la conciencia,la capacidad reflexiva. 
 De hecho Antonio Damasio considera que la mente es propia de los animales con memoria y que la conciencia es exclusiva del ser humano. Sus estudios sobre el cerebro lo confirman. Pero la diferencia con Spinoza es que para éste hay correspondencia ( una complejidad del cerebro se corresponde con una complejidad de la mente). Para Damasio la mente = cuerpo y esta es su discrepancia radical con Spinoza. 
 Para Spinoza hay tres afectos básicos de los que derivan todos los otros: alegría, tristeza y deseo.
 Empecemos diciendo que es una afección. Es la manera como un cuerpo es afectado por otros. Aquí podemos entender un cuerpo humano o una parte del cuerpo ( que es otro cuerpo). las afecciones son, entonces, interacciones externas o internas del cuerpo humano. Son movimientos, modificaciones que se dan en uno de los atributos de los modos finitos, que es la extensión, que tiene como modos inmediatos infinitos justamente el reposos y el movimiento.
 Como el cuerpo tiene una idea de sí mismo cada afección produce una idea, que tiene como efecto el afecto, que es el aumento o la disminución de la potencia del cuerpo. Los encuentros entre cuerpos son buenos o malos en la medida en que aumentan o disminuyen su potencia. 
 Un afecto es entonces el efecto producido por la idea que genera una afección del cuerpo. Los afectos están causados, por tanto, por ideas. Estas ideas pueden ser inadecuadas ( confusas, es decir ignorancia de su causa) o adecuadas ( concepto claro y distinto, es decir conocimiento de su causa o razón ).
La alegría es buena, surge de la idea adecuada porque uno mismo es causa eficiente. Sabe lo que necesita y lo desea. Obra en consecuencia y aumenta su potencia, aumenta su perfección
La tristeza siempre es mala, es una pasión. La padecemos porque nuestras ideas son confusas, ignoramos lo que necesitamos, no lo deseamos o deseamos algo que no necesitamos. Disminuye nuestra potencia y nos hace más imperfectos.
 El placer es alegría localizada, lo mismo que el dolor con respecto a la tristeza. El placer puede ser malo y el dolor bueno, hemos de valorarlos en relación al efecto de tristeza y alegría que generan.
 El amor es la idea de que alguien o algo ( lo que queremos) es la causa de nuestra alegría. Es, de entrada bueno. Pero en exceso puede ser malo porque produce mucha dependencia.  

miércoles, 5 de junio de 2019

EL IMAGINARIO EN SPINOZA

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Este texto es una reflexión a partir del capítulo séptimo del libro de François Zourabichvili ( Spinoza. Una física del pensamiento) titulado "El sueño de las transformaciones sobrenaturales". A partir de aquí quiero relacionar lo que plantea con varias nociones que desde hace años me han interesado : imaginario, fantasía, delirio e ilusión.
 El significante "imaginario" me parece que es el que hoy se corresponde mejor con lo que Spinoza llamaba "imaginación". Más que nada porque "imaginación" lo vinculamos hoy a algo que no se corresponde con la percepción ni con el recuerdo. Y menos con los conceptos generales. Para Spinoza, en cambio, cuando habla de "imaginación" incluye cualquier representación a través de imágenes ( vista, oidas, recoradadas, "imaginadas) y también las ficciones de lo que los escolásticos llamaban "los universales", que desde su concepción nominalista considera  ficciones basadas en una selección arbitraria de supuestas propiedades. En este sentido podríamos entender que hay una crítica "avant-la-lettre" a Hume y al positivismo al considerar que "un hecho" pertenece al imaginario en la medida que se aisla un efecto de su cadena causal, es decir del proceso del que forma parte. Es a partir de la relación arbitraria de imágenes, o de su superposición, que aparece "lo fantástico". La fantasía es entonces una transformación imaginaria. Es siempre una síntesis confusa de varios recuerdos. Lo llama "quimera", que no es nada más que una palabra. Pero lo cierto es que una quimera puede afectarnos cuando es "una ilusión". Es el deseo que tienen los hombres de ver las cosas no como son sino como quieren verlas. Lo cual me recuerda a Cornelius Castoriadis cuando decía que "el hombre tiende a creer, no a saber". Los hombres, dice Spinoza, juzgan las cosas a partir de la disposición de su cerebro y las imaginan más que las comprenden. También  Freud hablaba de la ilusión como proyección imaginaria de un deseo. La ilusión consiste en tomar nuestras afecciones por las cosas mismas. 
 La ilusión del libre albedrío nos lleva a creer que nuestras acciones y las cosas tienen finalidades. Tan ilusorio es decir que el mundo tiene un sentido como que es absurdo. En los dos casos medimos el mundo y dentro de él a los humanos según la medida de la finalidad.
 Todo ello nos lleva al delirio. El delirio entendido como una interpretación basada en lo imaginario y no en lo real. "Todos los hombres deliran" acabó diciendo Lacan. Y si bien no es lo mismo la locura del "cuerdo" que la del "loco" si que comparten esta tendencia a entender lo que ocurre desde la creencia y no desde la razón. Para Spinoza la razón "no crea monstruos" porque la razón es la racionalidad, que es la manera como la razón es capaz de entender el orden de los cuerpos. Hablamos por tanto de una razón que es empírica y que es capaz de entender que hay que aumentar la potencia y no disminuirla. La confusión del imaginario es justamente la potencia de la impotencia. El delirio ( la quimera) produce un cuerpo a partir del no-cuerpo, por una transformación imaginaria y confusa. 
 Los recuerdos, dice también Spinoza, son potencialmente alucinarios. Acostumbran a ser "alucinaciones domadas" Esto ocurre con la nostalgia. Si no son domadas es cuando podemos considerarlas "ordinarias". Esto le ocurre al ignorante : delira y alucina dentro de unos límites que le permite mantener el principio de realidad, que no es otra cosa que mantener una relación con los otros cuerpos. 
 Unas cuantas notas para profundizar en el tema.


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