domingo, 21 de abril de 2019

VICENTE SERRANO : "LA HERIDA DE SPINOZA"

Resultat d'imatges de la herida de spinoza


 Escrito por Luis Roca Jusmet

  Vicente Serrano nos ofrece un interesante y original ensayo dedicado a Spinoza, donde intenta actualizar su sistema conceptual para analizar la sociedad postmoderna en la que vivimos.

 El primer capítulo se llama, justamente, "La herida de Spinoza". El autor parte del libro del reconocido neurobiólogo Antonio Damasio En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y el sentimiento. A partir de aquí marcará la afinidad entre la manera de entender la relación mente-cuerpo de Damasio y la de Spinoza, ya que ambos lo abordarán como un unidad, en contra de la concepción dualista de Descartes ( criticada en un libro anterior de Damasio titulado El error de Descartes ). Respecto a las emociones y los sentimientos Damasio considera que las emociones son corporales y los sentimientos las representaciones mentales de las emociones. A partir de aquí la hipótesis de Vicente Serrano es que Damasio considera exasperante a Spinoza por la herida que deja abierta, la del dolor y la finitud humana. A Damasio le exaspera el hecho de que Spinoza acepte esta realidad sin abrir ninguna esperanza a la inmortalidad. Vicente Serrano mantiene que es justamente esta la grandeza de Spinoza, la de defender esta serena alegría aún aceptando el dolor y la muerte. Esto lo hace incluso diferente a Platón, para quién la filosofía era "aprender a morir", al estoicismo ( que se ocupa bastante de la muerte ) o a filósofos contemporáneos como Martin Heidegger, que define al hombre como "un ser-para-la-muerte". Spinoza decía que el hombre se ocupaba de la vida y no de la muerte y por tanto no entendía la finitud como una herida. En este segundo punto estoy de acuerdo con Vicente Serrano. Hay en Spinoza una afirmación de la vida que es la aceptación de que somos modos finitos y por tanto sería una deriva de la imaginación querer ser lo que no somos. Pero sobre lo que aquí querría polemizar es sobre la lectura que hace Antonio Damasio de la concepción de la mente y el cuerpo en Spinoza. Pienso que es muy difícil entender lo que dice Spinoza pero hay que intentarlo. Damasio defiende una concepción monista, fisicalista. Para él la mente esta causada por la estructura y las funciones cerebrales. Lo cual quiere decir que el cuerpo es la causa de la mente. Spinoza dice claramente que el cuerpo y la mente se corresponde pero son dos dimensiones diferentes y "ni lo que pasa al cuerpo lo causa la mente ni lo que pasa a la mente lo causa el cuerpo." Es una afirmación fuerte que hay que entender como una tercera vía entre el dualismo ( sea platónico o cartesiano) y el monismo fisicalista. A mi se me escapa lo que realmente significa pero no puedo aceptar atribuirle una respuesta como la de Damasio. Por otra parte no veo calro que los afectos de Spinoza se correspondan con los sentimientos y las afecciones con las emociones. 
 Vicente Serrano transforma "La anomalía salvaje" de Toni Negri ( que como sabemos teoriza a partir del concepto político de "multitud" y considerándolo un precedente de Marx) en lo que él llama "La anomalía tranquila" ( capítulo segundo). Para él autor del ensayo la excepcionalidad de Spinoza viene de otra posición.Para situar la cuestión Vicente Serrano hace un recorrido por la ontología antigua y la ética que de deriva de ella. Es un Cosmos ordenado donde cada cosa ocupa su lugar, perfectamente delimitado. La cuestión del límite es fundamental y la hybris o desmesura es lo insoportable. La aparición del Universo infinito de la ciencia moderna rompe este esquema y lo hace con una idea de saber asociado al poder. Se pierde la naturaleza, convertida en un espacio en el que proyectar un poder que parece que tampoco tiene límites. Rousseau desde la moral y los románticos desde la estética son maneras de intenta recuperar esta naturaleza perdida. 
 Descartes y Hobbes, fundadores de la modernidad y desde posiciones diferentes, fundamentan una metafísica del poder. Spinoza sería la alternativa, la excepción, en este proceso. Es el "perro muerto" que debe recuperarse para buscar una salida a este poder que no acepta límites. Lo hace a partir de su metafísica, en la que hay un Todo formado por modos finitos, es decir limitados. 
 Pasamos al capítulo tercero, "El poder de los afectos". El conatus de cada uno de estos modos finitos está limitado por su propia naturaleza. En el caso del ser humano el poder consiste en reconocer justamente estos límites, lo que Antonio Damasio planteaba como una herida pero que no puede serlo si es lo que somos y lo que queremos ser. Se trata por tanto de asumir con serenidad y alegría esta "herida". Esto es lo que no entiende Antonio Damasio, como comenté en el post anterior.  De la metafísica de Spinoza se desprende entonces una ética similar a la de la antiguedad, basada en la aceptación de la finitud y del dolor. la sabiduría consistirá entonces en saber como administramos el temor y el dolor. La ética es así una segunda naturaleza ( como ya señaló Aristóteles) en la que con los materiales internos y externos que tenemos nos vamos construyendo un carácter.  Spinoza acaba así con la Trascendencia del Ser Perfecto y Creador de Descartes y con la Voluntad de Poder del deseo de Hobbes. Porque es justamente el deseo el protagonista de la Modernidad. Deseo que en Spinoza se basa, como hemos dicho, en el reconocimiento de un conatus que lo que quiere es perseverar, no expandirse sin limites. Este es entonces el afecto ligado a una idea adecuada.
Desde otra perspectiva veo una afinidad entre este planteamiento y el lacaniano de asumir la castración simbolica. Aunque la diferencia es que el deseo, tal como lo entiende Lacan, se basa en la falta estructural y en Spinoza parece que puede ser colmado. Hay también una comparación con Nietzsche que queda en el aire y valdría la pena profundizar y aclarar. Por una lado hay elementos comunes ( como señala Vicente Serrano en la carta de Nietzsche que cita) pero se abre también una profunda ambivalencia. Nietzsche seria la culminación de esta metafísica de la voluntad de poder a la que Spinoza se contrapone, que seexpresa esta afirmación trágica de la vida que los uniría.

Pasamos al capítulo 4, "Interpretando Frankenstein". El tema es el paso del saber al hacer. Es decir, la ruptura que se da en la modernidad entre lo que es y lo que debe ser. Incluso en el caso de Aristóteles, que distinguía entre saberes teóricos y saberes prácticos, hay una continuidad entre ambos, aunque el primero hable de lo necesario y el segundo de lo posible. Descartes abre el problema, pero no lo resuelve. No va más allá de una moral provisional en su intento de fundamentar una ética racional.El primero en formular con claridad la cuestión es David Hume, que nos muestra la trampa de la cópula es en los juicios morales, que en realidad quiere decir "debe ser". Para Hume será el sentimiento de simpatía la base naturales desde la que establecer un ética. La diferencia que establece Kant entre razón teórica y la razón práctica, entre el conocer y el decidir, consolida la diferencia. Pero volvamos a Thomas Hobbes , que formula la voluntad de poder sin límites de la naturaleza y del ser humano, que solo un Estado fuerte puede frenar. Es la teoría del contrato social, que reformulará Rousseau, para quién la naturaleza nos une a los humanos y lo que debe regular el contrato social es precisamente el conflicto generado por este artificio que es la cultura y la sociedad. Antes que Rousseau también Spinoza asume críticamente la teoría del contrato social. Parte de la base de que en el estado natural no hay derecho a todo sino a todo lo que se puede. Lo que hace entonces el contrato social es transformar los límites de lo que se puede. El Estado debe hacerlo mediante la razón. Toda esta dinámica establecerá una ética de mínimos, no de máximos. Históricamente será "La declaración universal de derechos humanos" la que plasme de manera más clara y consensuada esta necesidad. Será la base de los estados democráticos de derecho.
 Vicente Serrano considera que las únicas teorías éticas que plantean una alternativa que no se basa en la negación sino que se formulan en positivo, que proponen una vida buena,es decir, un camino hacia la felicidad, son el utilitarismo y el pragmatismo. John Rawls intentará combinar el utilitarismo con una aproximación a Kant y a partir de aquí establecer una teoría ética de la justícia. Señala la importancia del pragmatista Hilary Putnam al señalar el paso del "ser y el debe ser" de Hume al "hecho y valor" moderno. 
 Vicente Serrano complementa este análisis con otra reflexión, que es la de constatar el principio de soberanía humano sobre la naturaleza. Lo comparten Bacon, Descartes, Hobbes y Marx. la concepción de la naturaleza que hay detrás es la de Fichte, la de no-yo, la de la oposición ( casi irreal ) al sujeto. La contraria es la de Spinoza y Schelling. Incluso la concepción vital, no mecánica, que aparece en la crítica del juicio de Kant ( que se vuelve así ambivalente ).La naturaleza mecánica se transforma en el horror del hombre moderno. las metáforas más significativas son las de Frankenstein y Matrix. La naturaleza ha muerto como la representación simbólica a partir de la cual los humanos se piensan a sí mismos y en su relación con los otros.El capítulo me parece muy sugerente pero algo disperso, aunque tenga un hilo conductor claro.

 En el capítulo 5, "Biopoder sin ideologías", aparecerá Michel Foucault y su concepto innovador de biopolítica ( continuado por Agamben y Expósito). La biopolítica es el poder sobre la vida, es decir sobre lo natural. Vicente Serrano hace un recorrido por el curso de Michel Foucault llamado "El nacimiento de la biopolítica", curso que, como sabemos, dedicó más al liberalismo que a la biopolítica. El autor entra en el tema del utilitarismo como razón instrumental al servicios de un único fin, que es la satisfacción o interés. Todo está al servicio de un deseo que es siempre, deseo de felicidad. Es un deseo omnipotente. La soberanía real es esta, la de un conjunto de sujetos con deseos omnipotentes. El utilitarismo es el fundamento de una gubernamentalidad que por un lado es un límite al propio poder y una defensa de los derechos individuales y, por otro, es un Superpoder. Esta es la cara democrática del biopoder, mientras que la totalitaria es la que define Carl Schmitt. Aparece entonces el tema de las ideologías. De entrada es la superstición de Spinoza, los idola de Bacon y todo el pensamiento de la ilustración. Pero es sobre todo el cruce entre saber y poder el que es más interesante, dejando de lado el de ideología como falso conocimiento. En Bacon, Hegel y Comte, es la expresión y el apuntalamiento del poder su finalidad. En Spinoza y Marx es más bien la limitación de este poder. La diferencia es que para Spinoza la sabiduría está ligada a los afectos y Marx elabora un proyecto en la que se prescinde de los afectos. Todo se subordina a la política y al único afecto permitido: el poder ( lenin sería un caso paradigmático). Solo la Escuela de Frankfurt y Foucault avanzaron en el terreno de centrar el poder y la ideología con el deseo.
  El capítulo 6 ( "Los afectos posmodernos") comienza hablando del análisis de Foucault de la locura, que presenta como un problema  relacionado con los afectos. Después de abordar varios temas vuelve sobre la cuestión de los afectos en Spinoza. Vicente Serrano encuentra planteamientos complementarios en Spinoza, Damasio y Foucault. Para gobernar los afectos hace falta creencias. Spinoza propone la creencia de no creer en nada. Para Spinoza los afectos provienen de las afecciones de los otros cuerpos, que nos acaba produciendo alegría o tristeza, es decir aumentando o disminuyendo nuestra potencia. La otra fuente es la imaginación y la memoria, que crean afecciones a la mente que producen los mismos efectos. La felicidad sería para Spinoza el reconocimiento de los límites, de la finitud. Lo contrario de la lógica del deseo en la sociedad moderna. Esta es, para Vicente Serrano, la cuestión política fundamental. Las ideologías no sustituyeron a las religiones. La noción de la biopolítica nos permite entender el poder más allá de las ideologías, a partir de estructuras profundas invisibles. ¿ Es el capitalismo la nueva religión, esta estructura profunda común en la que estamos inmersos ? Es la voluntad de poder y el terror que comporta.
 Muchas son las cuestiones que apunta Vicente Serrano en este denso capítulo. Echo a faltar a Nietzsche, que pienso que puede dar mucho de sí en estos dos capítulos que no cita y, sobre todo, al psicoanálisis, que me parece una pieza fundamental para entender este mundo del deseo y de los afectos sobre el que nos habla el autor.
Llegamos a la conclusión del magnífico libro de Vicente Serrano, expuesto en el capítulo siete, cuyo título es "Amar en las Vegas". En lo que aquí se expone acaba de clarificarse el sentido global del libro. La crítica a la modernidad consiste en que esta se mueve por un afecto casi único que es el del poder. La biopolítica es la mejor manera de entender cómo se desarrolla este fenómeno en la postmodernidad. De esta manera el tandem Spinoza-Foucault se convierte en la clave para entender el mundo que vivimos y apuntar una salida al malestar que produce.
 Spinoza y Foucault comparten la falta de nostalgia a esta naturaleza perdida de la que nos habla, por ejemplo, Hölderlin. Foucault porque sabe que el objeto perdido no ha existido nunca. la naturaleza es la metáfora de los afectos. La biopolítica sirve para analizar cómo el poder somete a la vida humana, es decir a los afectos. La naturaleza ( metáfora de los afectos) pasa de ser considerado algo poético a ser considerado algo político. 
 Antes que Foucault y que el romanticismo, Spinoza, sabe que la nostalgia es una pasión triste y que los afectos deben basarse en el conocimiento de los límites de lo que somos : modos finitos. La resistencia al poder es a través del amor. Para seguir con este razonamiento, que puede ser claro en Spinoza pero no en Foucault, Vicente Serrano se desplaza hacia el análisis del afecto contrario al amor : el odio. ¿ Qué relación hay entre los afectos del poder y del odio ? Volvamos a Hobbes, para el que el odio es un afecto fundamental ligado a la voluntad de poder. O incluso a la relación amo/esclavo de Hegel en la que el deseo de uno ( voluntad de poder) se basa en la destrucción del otro. Podemos ver con claridad como este odio se manifiesta en el totalitarismo en todas sus formas . Pero también la biopolítica nos permite encontrar un odio no explicito, por su carácter destructivo, en el propio exceso del poder. Es Carl Schmitt el que pone de manifiesto, en su concepción de la política basado en el eje amigo/enemigo,  la estructura profunda de la política moderna. Se trata de un odio estructural diferente del odio-pasión. Este odio-pasión se manifiesta no solo a través de diferentes síntomas sociales : anorexia, violencia gratuita, bullyng...El amor es compromiso y vínculo. Se basa en el reconocimiento del otro, mientras que la voluntad de poder es el reconocimiento de la propia voluntad del poder frente a un otro que es su obstáculo, su límite.  Un odio que se expresa en forma de mercado, de gestión, de empoderamiento. La biopolítica acepta y potencia este odio que no se reconoce como tal. 

 Vicente Serrano cierra el círculo volviendo al comentario de Antonio Damasio sobre la herida de Spinoza. Damasio se mueve en una idea de naturaleza entendida como este artificio basado en la voluntad de poder. El autor lo muestra a través de una metáfora. que es la película "Dejando Las Vegas". Me gusta el final del ensayo, donde Serrano cita la pregunta de Damasio " ¿ Quién vive ?"  que conduce a otra pregunta   "¿ Finales felices?". La respuesta del autor del ensayo parece clara. En la concepción de la naturaleza, es decir de los afectos, movida por la voluntad de poder, solamente hay final feliz con el engaño. La alternativa es otra manera de entender la naturaleza y los afectos, que en lugar de basarse en el poder y el odio, se fundamenta en el amor y la alegría serena que propugna Spinoza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog

Entradas populares